Paso 1: Prepárate para una limpieza más segura
Utiliza los productos de limpieza adecuados.
Lávate las manos durante al menos 20 segundos con agua y jabón. Si eso no es posible, usa un desinfectante de manos que contenga 60% de alcohol como mínimo.
Usa equipo de protección en todo momento. Antes de entrar en el espacio, ponte equipo de protección como guantes y cubrebocas.
Ventila las habitaciones antes de limpiar. Se recomienda abrir las puertas y ventanas exteriores y usar ventiladores para favorecer la circulación del aire en el espacio antes de comenzar a limpiar y sanitizar.
Paso 2: Limpia el polvo y la suciedad
Limpiar consiste en eliminar los gérmenes y la suciedad de las superficies. Por ejemplo, puedes pasar un trapo con agua y jabón en las superficies de la cocina y la estufa. Es importante que completes este paso antes de sanitizar el espacio.
Saca toda la basura. Al comenzar con este paso, evitas que la basura contamine el espacio una vez que se haya limpiado. Asegúrate de poner bolsas en todos los basureros, eso facilitará la eliminación de pañuelos desechables y otro tipo de basura.
Lava todos los trastes. A fin de garantizar los estándares de higiene, es muy importante lavar todos los trastes, incluso los que están guardados en los gabinetes. A fin de evitar la contaminación cruzada, comienza por recorrer el espacio y recoge los trastes de cada habitación.
Sacude el espacio y barre el piso. Cuando sacudas, empieza de arriba hacia abajo para asegurarte de que no queden rastros visibles de suciedad. Barre todos los pisos y aspira las alfombras.
Limpia todas las superficies duras con agua y jabón. Limpia todas las superficies para eliminar la suciedad, la grasa, el polvo y los gérmenes. Las superficies duras incluyen las barras de cocina, mesas, fregaderos, gabinetes y pisos. Al trapear, comienza desde el fondo y hacia el frente de la habitación, luego tira el agua en un fregadero que aún no se haya limpiado.
Paso 3: Sanitiza con desinfectante
Sanitizar consiste en utilizar productos químicos para reducir la cantidad de gérmenes y bacterias. En este paso, les pedimos que saniticen todas las áreas que más se tocan. Por ejemplo, hay que rociar con desinfectante las perillas de las puertas, los apagadores de luz y las manijas de los muebles.
Una vez que la superficie dura esté limpia, rocíala con desinfectante. Concéntrate en sanitizar todas las superficies que se tocan con frecuencia en el espacio (como perillas de las puertas e interruptores de luz), así como las superficies que pudieran haber estado en contacto con las sábanas sucias (por ejemplo, el suelo).
Deja secar al aire. Si secas la superficie antes del tiempo de contacto indicado, no hay garantía de que el producto haya eliminado los patógenos. Siempre que sea posible, deja que la superficie se seque al aire.
Paso 4: Revisa tus listas de verificación para cada habitación
Asegúrate de haber sanitizado todas las superficies de contacto frecuente. Si se te olvidó algo, este el momento para resolverlo.
Pon atención a cualquier problema de mantenimiento o artículos faltantes. A medida que recorras el espacio para verificar que esté terminado, toma nota de cualquier artículo que necesite reemplazarse, rellenarse o surtirse.
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